domingo, 14 de febrero de 2010

Fragmento de Venus y Adonis


Brilla el sol desde el cielo, brilla pero calienta,
y mira donde estoy, entre aquel sol y tú:
El calor que recibo del sol poco me daña;
la llama de tus ojos es la que a mí me abrasa
y si inmortal no fuera, aquí me moriría,
entre el sol celestial y este sol terrenal.


¿Insensible, eres roca, duro como el acero?
O más que roca o piedra que la lluvia ablanda:
¿De mujer eres hijo, y no puedes sentir
que es amar y el tormento del deseo de amor?
Si tu madre tuviera espíritu tan duro,
no hubiera conocido la maternal ternura


¿Quién soy para que tú me desprecies así,
o que gran amenaza se esconde tras mi ruego?
¿Qué mal haré si pongo un beso en vuestros labios?
Hermoso, habla primores, o ten la lengua muda:
Dame tan sólo un beso, que yo devolveré
con otro más intenso, y si quieres dos más.

martes, 9 de febrero de 2010

Poema: No creeré en mi vejez, ante el espejo...

No creeré en mi vejez, ante el espejo,
mientras la juventud tu edad comparta;
sólo cuando los surcos te señalen
pensaré que la muerte se aproxima.

Si toda la hermosura que te cubre
es el ropaje de mi corazón,
que vive en ti, como en mí vive el tuyo,
¿cómo puedo ser yo mayor que tú?

Por eso, amor, contigo sé prudente,
como soy yo por ti, no por mí mismo;
tu corazón tendré con el cuidado
de la nodriza que al pequeño ampara.

No te ufanes del tuyo, si me hieres,
pues me lo diste para no volverlo.

Poema: Mi amor es una fiebre que incesante...

Mi amor es una fiebre que incesante
ansía lo que su virus alimenta,
porque en mi mal mi gusto se apacienta
y es por sí enfermo el apetito amante.

Ya, viendo mi doctor (la vigilante
razón) que no haga del caso ni cuenta,
me abandonó, y el ánima sedienta
corre a su abismo, aunque lo ve adelante.

Salvación para mí, ni la hay ni la quiero:
todo yo soy locura, inquietud, ira;
loco en cuanto imagino y vocifero,
y víctima infeliz de una mentira

te juré honrada y franca; y mi amor tierno
¿qué halló en ti? Noche oscura, negro infierno.

Ofelia






Leve orquídea dormida en la corriente,
río abajo, tan blanca, tan hermosa,
de cara al cielo que excavó la fosa
de sombra arropadora de su mente.

Tan breve su existencia, tan doliente;
entre padre y amado, soledosa,
nacida para amar, y nunca esposa,
lánguida joven, al final demente.

En el alma de Hamlet, la balanza
se aligera de amor, y la venganza
colma el otro platillo. Ya no hay besos.

Ni hay rosas, sólo espadas; y se advierte
la presencia del ángel de la muerte
penetrando glacial hasta los huesos.

Poema: El pecado de amarse se apodera...

El pecado de amarme se apodera
de mis ojos, de mi alma y de mí todo;
y para este pecado no hay remedio
pues en mi corazón echó raíces.

Pienso que es el más bello mi semblante,
mi forma, entre las puras, la ideal;
y mi valor tan alto conceptúo
que para mí domina a todo mérito.

Pero cuando el espejo me presenta,
tal cual soy, agrietado por los años,
en sentido contrario mi amor leo
que amarse siendo así sería inicuo.

Es a ti, otro yo mismo, a quien elogio,
pintando mi vejez con tu hermosura.

Otelo

Otelo era un moro noble al servicio de Venecia, el cual se caso con la hija de Brabancio (el senador). Brabancio quería que su hija, Desdémona, anule su casamiento. Pero ella le dijo que realmente lo quería.

Fueron a Chipre, donde Rodrigo le confiesa a Yago que está profundamente enamorado de Desdémona, y Yago le da consejos a la espalda del Moro. Pero Yago es totalmente distinto cuando está con el Moro, y es sumamente intrigante.

Existe una pelea entre casi todos los personajes (pero no Otelo) porque Casio estaba borracho. Yago le cuenta todo a Otelo, hablando como si le tirara toda la culpa de la pelea a Casio. Pero luego habla con Casio diciéndole que hable con Desdémona, que es tan bondadosa, para que ella hable con Otelo. Pero todo esto resultó ser un plan maquiavélico de Yago para el luego hablar con Otelo y hacer que este se ponga celoso de su amada Desdémona. Ahí empiezan todos los celos, y la inseguridad de Otelo.

Yago sigue con sus ideas negras, su esposa Emilia, consigue un pañuelo que Otelo había regalado a Desdémona. Yago le quita a Emilia el pañuelo para que Otelo lo encuentre en casa de Casio. Luego le dice a Otelo que tiene que hallar pruebas para saber si su mujer lo está engañando. Y le inventa que escucho a Casio hablar en sueño, diciendo que Desdémona era su amada y que tenían que ocultarlo. Así fue como después le dijo a Otelo que vio el pañuelo en manos de Casio. Después de todo esto cada vez más Otelo se alteraba, y lo único que le venía a la mente era sangre.

Desdémona no sospecha nada de esto que está creando Yago, y tampoco lo sabe Casio. Desdémona se empieza a preocupar por su pañuelo, pues no lo encuentra. Emilia en un momento le preguntó si su marido era celoso, y ella respondió que no era. Desdémona está decidida a hacer lo que sea para convencer a Otelo que se amigue con Casio, pero esto lo único que hace es traerle problemas.

Otello le pide el pañuelo a Desdémona pero ella no lo tiene. Cuando Otelo se va vienen Casio y Yago, ella cuenta que Otelo estaba alterado, pero el maquiavélico de Yago dice que esto le parece raro.

Casio le regala a Blanca (su amante) el pañuelo de Desdémona. Pero luego, Otelo ve en manos de Blanca el pañuelo de su amada, aumentando así sus sospechas.

Otelo asegura a Yago que se vengará de Casio. Asegura también que hará trizas a Desdémona. Pide a Yago que le consiga un veneno para envenenarla, pero este le sugiere que la ahogue, y Otelo está de acuerdo.

Después de una fuerte discusión de la pareja, Yago y Emilia consuelan a Desdémona, y el descarado de Yago le dice que él sabe que el hombre del que habla Otelo no puede existir.

Yago en un momento ataca a Casio pero hiere a Rodrigo y luego hiere a Casio y se va del lugar, pero luego vuelve al lugar, preguntando quien y como está herido. Casio fue asesinado por Yago, y Yago culpa a Rodrigo, que está herido, del crimen. Rodrigo muere por la herida recibida.

Otelo termina asesinando a Desdémona por culpa de las mentiras del monstruoso Yago.

Emilia y Yago discuten porque ella se da cuenta que todo fue un invento de Yago. Emilia hace que Otelo se de cuenta que Yago no era más que un farsante. Yago mata a Emilia por haber confesado que ella le dio el pañuelo a él.

Al finalizar, Otelo se mata, porque sabe que es culpable de la muerte de Desdémona, y si siente culpable por eso.

Hamlet

Hamlet, hijo del difunto rey de Dinamarca, se siente melancólico y abatido por las cosas del mundo. Su madre se ha casado con Claudio (el hermano de su padre), el nuevo rey, y Hamlet deambula por el palacio lleno de sospechas y dudas. Dos meses después de la muerte de su padre, Hamlet es visitado por el fantasma de su padre y le informa que ha sido asesinado por Claudio para llegar a ser rey y casarse con su madre. A Hamlet le corresponde la venganza del asesinato, pero se angustia entre la acción y la duda y busca excusas para posponer la venganza. Se finge loco para que la gente no sospeche de lo que trama en secreto. Polonio, el chambelán de la corte, cree que la locura de Hamlet se debe a la prohibición de que cortejase a su hija Ofelia.

Hamlet aprovecha la visita de una compañía de actores a la corte para descubrir si el mensaje del fantasma es verdadero. Se reproduce en escena el asesinato de su padre y estudia las reacciones del rey Claudio. Hamlet se convence de que el fantasma ha dicho la verdad. Claudio advierte que su crimen ha sido descubierto y planifica una misión diplomática para enviar a Hamlet a Inglaterra. Hamlet censura a su madre, Gertrudis, y durante la conversación, al ponerse en evidencia un espía con una certera estocada, Hamlet mata a Polonio que estaba escondido tras unos cortinajes. El rey teme por su vida y envía a Hamlet a Inglaterra acompañado de dos mercenarios que llevan encargo de convencer al rey de Inglaterra para que ejecute al príncipe. Hamlet se entera de la misión cambia la orden, reemplazándola por la muerte de los dos portadores. Hamlet cae prisionero de un pirata, pero es devuelto por ellos mismos a Dinamarca. Regresa a tiempo para presenciar el funeral de Ofelia, que se había ahogado. Laertes hijo de Polonio, le acusa a Hamlet de la muerte de su padre y hermana. Laertes y Claudio decide matar a Hamlet y preparan un duelo. El plan consiste en envenenar una de las espadas y tener un copa de vino envenenado para el caso de que 1a espada falle. En el duelo, Laertes hiere a Hamlet. La reina, Gertrudis, toma por equivocación el vino envenenado. Los duelistas intercambian las espadas. En su agonía, Laertes revela la traición del rey. En un arranque de cólera, Hamlet arremete con la espada envenenada contra Claudio y mata al rey. Hamlet ruega a su amigo Horacio que cuente la verdadera historia de su tragedia al mundo. Hamlet señala a Fortinbrás como el soldado más apto para ascender al trono.